El gobierno del cocalero prófugo se encargó de posicionar la idea de que ellos representaban el “socialismo bueno”, el racional, el mesurado y el que sabía manejar la economía. Los datos nos están demostrando que en esto del socialismo no hay excepciones y la regla es el desastre. Así ha sido desde que las ideas de Marx y Engels comenzaron a ponerse en práctica en Rusia, en 1917. Lamentablemente, en el Gobierno de transición, que tiene en sus manos marcar el rumbo de la nueva política boliviana, hay quienes creen que puede haber “estatismo bueno” y quieren demostrarlo con uno de los tantos desastres del masismo, la empresa Quipus, encargada del ensamblaje de equipamiento informático. El Gobierno ha anunciado que reorientarán ese emprendimiento para que sea rentable. Eso es raro viniendo de gente que sabe que el único medio de progreso es la iniciativa privada y lo contrario es procurar el empobrecimiento. No vaya a ser que de aquí a poco pretendamos conservar todos los elefantes blancos que dejó el fugitivo.