Existe la televisión basura, noticias basura o fake news y ahora también existe la política basura. No es otra cosa que el uso de las redes sociales y las nuevas tecnologías para bombardear a la gente con propaganda barata, con chismes, rumores y sobre todo, con burdos ataques e información difamatoria contra los dirigentes opositores.
Se ha descubierto que el gobierno de Luis Arce paga millonadas a Facebook por cuentas falsas que utiliza para desprestigiar a sus adversarios, difundir falsedades y llevar adelante campañas destinadas a confundir y desinformar a la población. Pese a que la gigante tecnológica gana mucho dinero con esta actividad, ha sido él mismo el que las ha quitado de la red, pues no hacen otra cosa que contaminar un canal que quiere preservar una credibilidad que había sido dañada justamente por albergar a estos “basureros” mantenidos por los políticos.
En Venezuela ha surgido un escándalo a raíz el uso de la inteligencia artificial para desinformar a la población. La dictadura de Nicolás Maduro ha sacado al aire falsos noticieros que usan figuras animadas (avatares) como presentadores que divulgan noticias sin confirmar y cualquier dato falso que le favorezca a la dictadura. Este recurso se ha vuelto tan sencillo, que no hace falta más que descargar una aplicación, pagar una pequeña suma de dinero y los “periodistas robots” dirán todo lo que quieran sus ventrílocuos. De hecho, el sátrapa venezolano Nicolás Maduro no supo qué decir sobre el asunto y se lanzó con la payasesca afirmación: “yo soy un robot”. Lo dijo después de comprobarse que son falsas todas sus apariciones frente a multitudes. La ingeniería de la imagen se encarga de agregar digitalmente las tribunas llenas de gente que aplaude y que vitorea al tirano para dar la impresión que tiene apoyo.
La propaganda es tan vieja como la política, pero gracias el auge de la sociedad digital, las técnicas destinadas a persuadir, desinformar, confundir y manipular la voluntad de la gente se han sofisticado y están al alcance de cualquiera que tenga los recursos económicos para pagar especialistas, pues se ha conocido que hay verdaderas organizaciones de expertos para diseñar planes al gusto del cliente, con la intervención de profesionales de la neurociencia y otras especialidades complejas.
En el mundo de esta guerra en la que no hay balas sino información funciona una empresa dedicada a lavar la imagen de narcos, jerarcas políticos corruptos y personajes ligados a las dictaduras, que por unos cuantos dólares pueden borrar lo que se llama la “huella digital”, es decir, todos los antecedentes delictivos que se conservan en internet y que fácilmente pueden ser rastreados por los buscadores. Según El País de Madrid, esta compañía española tiene como clientes habituales a traficantes mexicanos, funcionarios vinculados las mafias de las drogas de aquel país y altos referentes del chavismo de Venezuela.Toda esta tecnificación de los enemigos de la democracia y la transparencia, exige lógicamente que del otro lado, se produzcan también respuestas que estén a su nivel.
Se ha descubierto que el gobierno de Luis Arce paga millonadas a Facebook por cuentas falsas que utiliza para desprestigiar a sus adversarios, difundir falsedades y llevar adelante campañas destinadas a confundir y desinformar a la población.