Puede parecer exagerado lo que dice el ministro de Defensa, Fernando López, quien asegura que el gobierno de Evo Morales pretendía eliminar a las Fuerzas Armadas y a la Policía y reemplazarlas por milicias. La afirmación surge en un momento en el que la administración de Jeanine Añez ha iniciado una lucha frontal contra el narcotráfico, que ha logrado incautar más de 20 toneladas de cocaína en cien días, una arremetida que sin duda alguna necesita del respaldo y la seguridad que pueden brindar los uniformados. Si los militares y los policías no se hubieran negado a salir a las calles a reprimir a los civiles que se mantenían en paro en noviembre del año pasado, hoy estuviéramos en manos de una dictadura, como lo están Venezuela y Nicaragua, donde las Fuerzas Armadas han perdido su naturaleza y se han vuelto carteles de la droga, organizaciones criminales y hordas de asesinos del pueblo que defienden a un sistema delincuencial. A eso estaba aspirando el régimen del cocalero.