Luis Arce sólo sabe hablar de economía. Jura y perjura que lo está haciendo maravillosamente y hasta se atreve a afirmar que estamos a la cabeza en el mundo. Los expertos en la materia aseguran que las finanzas del país son como un castillo de naipes que se sostienen en base al endeudamiento, los subsidios, las pocas reservas internacionales y el tipo de cambio que está con camisa de fuerza. El componente que falta es la estabilidad social y política, pero el mandatario se empeña en torpedear este factor tan decisivo para que su discurso siga teniendo sentido. Arce no hace más que provocar conflictos, generar malestar y sobre todo, incentivar la hostilidad hacia Santa Cruz, la región que más aporta a la economía nacional y cuyo desempeño es de vital importancia para que su estantería no se caiga. Al parecer esto no le basta para configurar un clima adverso y después de haberse mantenido al margen de los sucesos del Perú, decide tomar partido por los grupos que han estado defendiendo al golpista Pedro Castillo y que supuestamente están recibiendo armas desde Bolivia. Sus palabras han encendido las alarmas en el país vecino con amenazas muy fuertes hacia nuestro país. Lo que nos faltaba.
Lo que nos faltaba…
