Editorial

La factura de las mujeres


La factura de las mujeres

El reciente éxito musical de la colombiana Shakira va más allá del simple mensaje despechado y toca el centro de la lucha de las mujeres por sus derechos al proponer el empoderamiento económico como arma para combatir el abuso y la discriminación.

Lamentablemente, las mujeres siguen siendo víctimas de la violencia machista porque los hombres son todavía los que detentan el poder económico, que supone también un mayor acceso a la educación obligatoria y a la formación profesional. Cuando Shakira afirma en su canción que “Las mujeres ya no lloran, las mujeres ahora facturan”, está hablando del instrumento más poderoso que les ha permitido a muchas mujeres superar graves problemas que todavía aquejan con fuerza especialmente en las naciones subdesarrolladas.

El economista argentino Juan Pablo Álvarez publica en la prestigiosa revista Bloomberg un estudio sobre la situación de la mujer en América Latina a propósito de la idea lanzada por Shakira, que desafortunadamente no refleja la realidad de millones de mujeres en el mundo, especialmente en nuestra región, donde la pobreza es principalmente femenina.

Este dato no lo dice una canción, sino las estadísticas de 2019 de la Cepal, según las cuales, por cada 100 hombres viviendo en hogares pobres en la región, existen 112,7 mujeres en similar situación lo que, según el organismo, “evidencia la falta de autonomía económica de las mujeres, quienes en ausencia de otros ingresos del hogar son más proclives a estar en situación de pobreza, problema que se agudiza en hogares con mayor presencia de niños y niñas”.

En todos los países del continente, las tasas de pobreza en las mujeres son mayores. El promedio para los hombres es de 23,7 por ciento, mientras que en las mujeres es del 27,5 por ciento. Hay casos en los que la brecha es mucho más abultada como en Argentina, Colombia o República Dominicana.  

Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en promedio el salario de las mujeres en América Latina equivale al 87,7% del salario de los hombres, situación que ha empeorado a raíz de la pandemia del Covid, pese a que desde el 2013 se habían dado algunos avances. Según Cepal, la desocupación femenina para el año 2022 se ubica en 11,6%, contra un 7,8% en el caso de los hombres y la brecha salarial es mayor cuando se trata de trabajos informales: 35,6 por ciento frente a un 30 por ciento de los puestos formales.

¿Dónde está la raíz de esta desigualdad? En la educación, por supuesto y ahí la Cepal pone el dedo en la llaga pues señala que todavía persisten brechas de género importantes en términos de desempeño y áreas de formación. “En promedio, las estudiantes mujeres tienen peores desempeños en matemáticas y ciencias durante la educación básica, disparidades que se profundizan en los indicadores de ingresos más bajos. Asimismo, en la mayoría de los países de la región la proporción de mujeres graduadas en carreras CTIM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) no supera el 40%.

El economista argentino Juan Pablo Álvarez publica en la prestigiosa revista Bloomberg un estudio sobre la situación de la mujer en América Latina a propósito de la idea lanzada por Shakira, que desafortunadamente no refleja la realidad de millones de mujeres en el mundo, especialmente en nuestra región, donde la pobreza es principalmente femenina.