Es cada vez más evidente que estamos yendo a un desastre epidemiológico, tal como lo ha anticipado un medio de comunicación, aunque desde este espacio no hemos hecho otra cosa que exigirle respuestas urgentes al gobierno para evitar precisamente lo que hoy está ocurriendo: hospitales colapsados, cifras alarmantes de contagiados y muertos, falta de personal y focos de propagación en todas direcciones.
Es perfectamente lícito que el régimen de Luis Arce trate de hacer un manejo político de la emergencia, el MAS jamás ha procedido de otra forma y tampoco tiene la capacidad de enfrentar los problemas a la manera de los países serios, donde los líderes prefieren decirle la verdad a la gente, hacerle las advertencias necesarias y lógicamente tomar las medidas que hagan falta para proteger la vida, la salud y la economía de la población.
Sabemos que eso es mucho pedir, pero al menos la administración del MAS debe tener cuidado con la incoherencia, un error que resultará aún más caro que la propia pandemia y las señales de desgaste son evidentes. Una muestra es el desesperado pedido que hace el presidente del Senado Andrónico Rodríguez de no alarmar a la ciudadanía, mientras que el Ministro de Salud busca meter miedo con un operativo sanitario de características militaristas, pues amenaza con confinar a los contagiados de Covid-19 en algo así como campos de concentración de enfermos.
Los masistas fueron duros con Jeanine Añez, quien en medio de todas sus fallas, demostró voluntad por proteger la vida de las personas, mientras el Congreso, los movimientos sociales y toda la dirigencia del MAS hacía todos los esfuerzos por boicotear el trabajo de los médicos y el esfuerzo de los bolivianos por proteger sus vidas.
Hoy el MAS tiene el poder, la capacidad y la vía libre para hacer todo lo que le demandaron al gobierno transitorio. Puede dirigir recursos hacia la salud, puede aprobar más subsidios, puede activar todos los incentivos para reactivar la economía, puede aprobar leyes y decretos que le ayuden a las empresas, a los trabajadores y a los emprendedores a salir adelante pese a la grave situación. En fin, Luis Arce no tiene excusa, ni siquiera la falta de fondos públicos, pues ahora es el momento de poner en marcha la creatividad, el ingenio y la voluntad que los políticos tanto enarbolan en campaña.
Además, se ha estado haciendo énfasis en la austeridad y hoy surge la oportunidad el hacer los recortes, definir las prioridades y hacer una clara definición entre lo urgente y lo importante. Pero lamentablemente, el gobierno quiere “tacañear” cuando no corresponde, les limita los recursos a las alcaldías y gobernaciones, no quiere invertir en la contratación de personal de salud y por eso es que cada vez se impone la opinión generalizada de que, o no existe la capacidad o no les importa la vida de los bolivianos, sospecha que viene de larga data.
Hoy el MAS tiene el poder, la capacidad y la vía libre para hacer todo lo que le demandaron al gobierno transitorio. Puede dirigir recursos hacia la salud, puede aprobar más subsidios, puede activar todos los incentivos para reactivar la economía, puede aprobar leyes y decretos que le ayuden a las empresas, a los trabajadores y a los emprendedores a salir adelante pese a la grave situación.