Si el socialismo no funcionó en Alemania, no funcionará en ningún lado y obviamente nos referimos también al nacional socialismo que impulsó Hitler, un hermano gemelo del comunismo. Los alemanes son metódicos, disciplinados, organizados y en Alemania Oriental pusieron toda esa capacidad al servicio del régimen que les impuso la Unión Soviética luego de la segunda guerra mundial. La base para conseguir el éxito fue el control de la gente. Crearon un servicio de inteligencia y espionaje muy sofisticado, cuando todavía no existían las cámaras de video, la tecnología digital y todos los aparatos que hoy pueden usarse para mantener vigilada a la población. En la república democrática alemana, la policía del gobierno, la Stasi, sabía exactamente todo lo que hacía cada uno de los habitantes, qué decía, con quién se reunía y qué pensaba del gobierno. Este aparato era la envidia de la KGB y de todas las agencias de control político creadas por los países que cayeron en las garras del comunismo y que seguramente Arce quiere implantar en Bolivia. Ni siquiera semejante perfeccionismo pudo evitar la caída del muro, aunque hay algunos que todavía sueñan con levantarlo.
El control de la gente
