La prensa internacional, incluyendo la norteamericana, por supuesto, convenció a todos que Donald Trump mostraba la cara fea de Estados Unidos, especialmente cuando el ex presidente hablaba de construir un muro en la frontera con México. Todos se rasgaron las vestiduras por semejante propuesta y nadie visualizó la tremenda advertencia que estaba lanzando el magnate neoyorquino, quien advirtió mejor que nadie que la inmigración se convertiría en el desafío número de la Casa Blanca, en el dolor de cabeza más grande.
Precisamente, esa bomba de tiempo ya estalló y lo ha hecho en las manos del buenito de Joe Biden, quien se puso una máscara socialistoide para ganarle a Trump, que lanzó discursos bonitos sobre el tema de la inmigración y que no hizo más que estimular las oleadas humanas queriendo cruzar el Río Bravo. Hace unos día fue Biden el que mostró la peor cara de su país, con guardias a caballo vestidos como vaqueros del oeste arreando como si fueran ganado a miles de haitianos que escapaban de los latigazos. Un muro se hubiera visto mucho mejor.