Ante el Coronavirus urge preservar la estabilidad


Ante el Coronavirus urge preservar la estabilidad

En un contexto donde la pandemia del Coronavirus COVID-19 se propaga cada día a nivel mundial, y ésta impacta directamente en el comportamiento de la macroeconomía globla, los expertos piden al gobierno y a todos los actores económicos a adoptar medidas orientadas a mantener un país en liquidez, lejos de la recesión, en el marco del patrimonio de 35 largos años de estabilidad. La apuesta es mantener inamovible el tipo de cambio, hacer ajustes al gasto público, racionalizar la permanencia de empresas públicas, generar mayores incentivos fiscales y un gran acuerdo público-privado.    

"Lo que está en riesgo es la estabilidad económica de 35 años de tradición. En ese ámbito, requiere hacer un trabajo minucioso y cuidadoso a nuestra economía en un acuerdo social y económico entre todos los actores. No estamos en recesión y menos en crisis, todavía tenemos alternativas y estrategias en una alianza público-privado", menciona el economista, Germán Molina. 

Bajo esa premisa, los economistas no ven otro  camino para hacer frente a los efectos de la pandemia que echar mano de las Reservas Internacionales Neta (RIN) del Banco Central de Bolivia (BCB) y apelar a los fondos de los organismo multilaterales (FMI, BM, BID y la CAF), lo que implica agrandar la brecha del endeudamiento externo, pero bajo un régimen de una adecuada y responsable destino de los recursos hacia la inversión no solo pública sino de incentivos que alienten dinamizar la iniciativa privada y atraer inversión extranjera directa. 

"Aún se requiere aprobar una disposición que disponga otorgar liquidez inmediata al TGN(Tesoro General de la Nación) por parte del BCB, organismos internacionales, cooperación de países", argumenta Molina.

Sin embargo, se menciona que esas medidas que hoy se hacen imperativas, deben ser diametralmente diferentes a los 14 años de gestión del gobierno de Evo Morales donde primó la bonanza económica, con un periodo de buenos precios de las materias primas e ingresos acumulados por alrededor $us 50.000 millones por las exportaciones de gas. Además, la bonanza fue desaprovechada y contradictoriamente derivó a partir del 2014, con el advenimiento de la desaceleración económica, en un aparente crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto) a costa de mayor endeudamiento y desahorro público. 

"Bolivia necesita ingentes cantidades de ahorro luego de 14 años de una inédita farra, pero, teniendo aún el mismo modelo, si antes no llegaba un centavo de dólar de inversión, mucho menos lo harán en este escenario, pero parece que, por fin, y muy a pesar de los deseos del gobierno transitorio, no hay alternativa para las reformas estructurales. Sin embargo, antes de asumir este desafío, aún habría margen de maniobra para dejar el terreno acomodado", enfatiza en su blog, el economista Mauricio Ríos García.

Los pasos de la actual administración. La medidas económicas adoptadas en los últimos días por la presidenta del Estado, Jeanine Añez, como el pago de un bono de Bs 500 por estudiante de primaria-fiscal, la flexibilización en el pago de créditos e impuestos y garantizar los servicios básicos, constituyen en 'estímulos fiscales' dice el economista Germán Molina, con el propósito de darle mayor liquidez (recursos disponibles en circulación) en la economía, por al menos Bs 11,7 millones.  

El objeto de dichas medidas están orientadas para que el país no caiga en recesión, dado que  la pandemia llega en un momento "definitivamente delicado y peligroso" para la economía, asegura Ríos García.  

Sin embargo, Ríos, señala en su blog, que una cosa son los fondos de emergencia y otra diferente de emergencia. "Los fondos de emergencia son útiles para, por ejemplo, dotar de más laboratorios, equipamiento, incrementar la remuneración por trabajo extra a médicos, investigadores, etc., pero no fondos keynesianos de ‘estabilización’; lo peor que se puede hacer es estimular la demanda ante un shock de oferta", señala Ríos.

Por su parte, en contacto con los medios de La Paz, el ministro de Economía y Finanzas, José Luis Parada, hizo entrever que se tratan de fondos de emergencia y asistencia social. La autoridad justificó que las medidas económicas que está implementado el Gobierno por el proceso de cuarentena por el coronavirus busca ayudar a la población más vulnerable, aliviar los gastos familiares y apoyar al sector productivo durante este proceso de restricción.

En el contexto de la región.  Según expertos internacionales, el efecto del COVID-19 en Ameríca Latina y el Caribe,  si bien es prematuro anticipar qué dimensión serán los efectos, es por ahora la principal fuente de volatilidad y una amenaza para la estabilidad macroeconómica. 

Más aún cuando la región está significativamente enlazada a China, ya que las relaciones económicas entre ambas se han disparado en las últimas décadas, particularmente a través del comercio, la inversión extranjera directa y los préstamos.

El comercio entre China y la región aumentó de 12.000 millones de dólares en el año 2000 a 306.000 millones en 2018, y ya es el segundo socio comercial. Hace tres años, ya representaba 9% de las exportaciones totales latinoamericanas y 18,4% de las importaciones totales.

Para Bolivia, pese a una balanza comercial adeversa, las importaciones chinas marcan la diferencia, mientra nuestro país exporta muy poco. "Es cierto que la economía se está ralentizando aún más, cuando nuestras mayores importaciones vienen de China, es la fábrica del mundo. El mayor impacto de todo esto se sentirá de aquí a 90 días en Bolivia. Porque todo aquello que consumimos está en tránsito, en los aeropuertos, en los barcos o en los puertos. En ese contexto, este momento nos afecta a todos y no solo se descarga en un solo eslabón de la cadena, sino en todos", señala el economista Arturo Franco en contacto con una cadena televisiva.

Ante ese panorama, el economista Roberto Laserna, que el nivel del déficit que hemos tenido en los últimos años es insostenible. "El gobierno anterior manejó la economía de una manera muy irresponsable y ha dejado una carga muy pesada. Es urgente alivianar esa carga reduciendo las dimensiones del aparato estatal y bajando el gasto fiscal", asegurá.

En esa perspectiva, Gary Rodriguez, economista y gerente general del IBCE (Instituto Boliviano de Comercio Exterior) señala que todas las acciones futuras por cambiar el tipo de país economicamente manejado por la gestión de Morales,  implica un "cambio de visión", donde hayan dos actores principales para el desarrollo económico: el público y lo privado. "El sector gubernamental, haciendo lo que debe hacer normas, leyes y una buena institucionalidad, además de invertir en infraestructura, educación y salud; y el sector empresarial privado, que deberá invertir, innovar, producir para el mercado interno, y a través de ello, generar empleos formales y de calidad", remarca. 

Molina remarca que en la actual situación, lo que se debe evitar es caer en la economía denomina 'secular', inherente a una recesión tipo Japón, que desde 1930 hasta hoy no puede recuperarse. Sin embargo anticipa, que este año  que el PIB tendrá un crecimiento en un rango entre 0% y 1%. De ser así sería el más bajo registrado en los últimos 20 años. 

El antecedente es que desde el 2014 la economía se encuentra en constante desaceleración, agravado por la propagación global del Coronavirus (COVID-19) y el desplome del precio del petróleo que hasta el cierre de esta edición se ubicó en $us 20 el barril. 

En ese contexto, los economistas convienen en que el gobierno a ser constituido luego de las elecciones generales del 3 de mayo, debe encarar una dura tarea de preservar la estabilidad y asegurar una apertura a las inversiones privadas y diversifcación económica.

"La medida a adoptar debe ser para 11 millones de habitantes"

El coronavirus, tiene presencia a nivel mundial y su efecto en el caso de Bolivia tiene  que ver la vida de los 11 millones de habitantes,  en todas sus actividades diarias en todas las áreas sin excepción en diferentes magnitudes, señalan al unísoso los economistas. El impacto económico hace inherente a todas las personas que prestan sus servicios y contribuyen en la producción de bienes y servicios. En ese ámbito  el PIB 2020 registraría una tasa de crecimiento en un rango de 0 a 1% porque por 13 días de cuarentena, argumenta el economista Molina, disminuiría la producción en $us 950 millones.

Los sectores más vulnerables, innegablemente son las poblaciones periurbanas, campesinas y las comunidades indígenas dispersas en todo el terriotiro nacional, al que las políticas gubernamentales debe tener mayor énfasis.

Apuntes

Panorama.  En un contexto de orden económico global, complejo y plagado de desequilibrios, es al que le toca resistir otra prueba de fuego: el coronavirus, señalan los expertos internacionales. Se mendiona que por ahora, cuando la pandemia se hace tal día que pasa en distitos puntos de los cinco continentes del mundo, nadie podría predecir con exactitud cuáles serán las consecuencias en la economía mundial, y particularmente en la latinoamericana. Inclusos, el análisis es cauto a la hora de brindar cifras elocuentos o pisibles en los próximos días. Lo que queda claro que el mal, al colocar en cuarentena la actividad febril de las economías a nivel global, ha puesto al borde de la recesión de las mayores economías del mundo.
En America Latina.  El subsecretario general adjunto de la ONU y Director Regional de América Latina y el Caribe, Luis Felipe López-Calva, a tiempo de señalar es impredecible cuales serán los impactos en la región del COVID-19,  aseguró la pasada semana que es probable que estos shocks se traduzcan en América Latina y el Caribe a través del comercio, los precios de los productos básicos y la inversión extranjera directa que sostienen las relaciones con China.
En contraste.  En términos de comercio, por ejemplo, una desaceleración de la demanda china de bienes impulsada por una desaceleración económica tendrá fuertes impactos en países como Brasil, Chile y Perú, exportadores netos a ese destino; Argentina, Colombia y Ecuador también sentirán el impacto en menor medida. La historia demuestra que, en América Latina y el Caribe, la volatilidad es la norma y no la excepción, y que las trayectorias de desarrollo de sus países no son lineales.